Una vez más volvemos a ser testigos de verdades oficiales que no se compadecen con la realidad, y de medios de comunicación que actúan como fieles transmisores de esas verdades. Y es que, a pesar de las redes sociales, siguen intentando manipular a la vieja usanza.
A propósito de la brutalidad vivida ayer en Catalunya, me extraña no haber encontrado la menor reflexión acerca de los 37 supuestos Mossos heridos.
En las decenas de vídeos que hay circulando en youtube se repiten imágenes parecidas. Personas con ropa de calle siendo empujadas, apaleadas, disparadas con bolas de goma, zarandeadas, agarradas…, pero ni un solo policía agredido. En algún caso se ve a uno que otro acampado agitando las manos, tratando de defenderse de la violencia de la que es objeto, pero sin gran éxito por su parte.
¿Cómo es posible, entonces, que de los 121 heridos que ofrecen las cifras oficiales, 37 sean Mossos? Con sus cascos, con sus porras, con su concienzuda preparación física, y resulta que casi sufren las mismas bajas que los manifestantes, cuya mayoritaria respuesta consistió en permanecer sentados y levantar los brazos.
A poco que se reflexiona, la conclusión a la que se llega no puede ser otra: Las cifras oficiales mienten. Intentan justificar su violencia con unos números que pretenden transmitir una idea sencilla: los manifestantes ofrecieron resistencia violenta, y los Mossos tuvieron que responder.
Y una vez más, los medios main-stream han servido de fieles transmisores de la mentira oficial. Ninguno ha puesto en cuarentena esos números, aunque hubieran sido ofrecidos desde una Consellería dirigida por un psicópata, como todos hemos podido comprobar. 121 heridos, 37 de ellos Mossos. Lo hemos leído en todas partes, lo hemos visto en todos los informativos. A millones de españolitos se les ha dado esos números al mismo tiempo que se les mostraba la carnicería que los contradecía, intentando diluir la fuerza de lo que se ve.
Antes del desalojo desconectaron las cámaras que emiten imágenes de la Plaza Catalunya y aledaños. Sabían a lo que iban. Si no fuera porque en los tiempos que corren mucha gente tiene cámaras y cuentas en redes sociales para propagar dichas imágenes, nos habríamos tenido que conformar con sus cifras oficiales y sus vídeos censurados, lo cual habría sido más que suficiente para apaciguar ánimos y minimizar reacciones. Afortunadamente los tiempos son otros. Los Felip Puig pertenecen a la prehistoria; su presencia aquí y ahora es un absurdo temporal que no tardará en subsanarse.
Habrá que repetirlo las veces que haga falta. La oficialidad, casi por regla general, miente. A estas alturas es difícil que queden personas honestas al frente de los principales partidos políticos, y por ende de las instituciones que gobiernan. Demasiados años aplicando el filtro inverso. Demasiado tiempo dejando que los más cafres, pelotas e inescrupulosos medren a sus anchas.
Ya va siendo hora de que nos acostumbremos a poner en cuarentena cualquier información que proceda de fuentes oficiales. Y que lo hagamos como norma.
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