Muchos creyeron, tras ver el filme cubanoHabanastation, que estaban ante una clara denuncia a las diferencias sociales, más evidentes en Cuba después de los años 90 del pasado siglo.
Sin embargo, los cinéfilos más avezados comprendieron que tras esa lectura está una bella historia que nos habla de la pureza infantil, de la ingenuidad, de la solidaridad.
Habanastation, del realizador cubano Ian Padrón, nos convida a mirar a nuestros niños, a conocerlos mejor, a preguntarles qué es lo que verdaderamente necesitan para ser felices.
Nos muestra, sí, una sociedad donde hay diferencias, sino abismales, por lo menos bastante grandes. Nos muestra una Habana de barrios elegantes y otros marginales. Una Cuba de familias con mucho y otras con poco.
Pero esto resulta conocido y estudiado. Es una realidad con la que convivimos y que es imposible cambiar completamente en el futuro más inmediato.
La opulencia y la escasez de las familias protagonistas es simplemente parte de la escenografía psicológica que expone Habanastation, un filme que habla en verdad de que, para los niños es más importante el amor que los juguetes y que la amistad está por encima de todo.
El Play Station es un pretexto para desencadenar una bella historia del nacimiento de la amistad entre dos niños que estudian juntos, pero que están separados por un abismo entre sus comportamientos como estudiantes y sus posibilidades económicas.
Dos niños que se encuentran por casualidad y pasan todo un día juntos, mientras liman sus diferencias para reafirmarse como los mejores amigos.
Uno, habitante de una casa enorme en un buen barrio habanero de calles desiertas y tranquilas, con un padre músico que le compra los mejores juguetes y que va todos los días en carro a su escuela.
El otro, un pequeño que vive solo con su abuela en un barrio marginal, en una casa pobre, con un padre preso, tratando de sobrevivir entre la violencia y la pobreza.
La película transcurre mientras el de más posibilidades económicas va insertándose en el mundo de su compañerito de escuela y descubre conceptos ajenos para él como compartir, ayudar, jugar en la calle, aprender a defenderse o mojarse en la lluvia.
A los niños los hace iguales desde el principio la escuela, los uniformes, la maestra, los libros, pero la película culmina igualándolos más allá, en su interior, en sus ideas sobre lo que verdaderamente necesitan: libertad, tiempo, lealtad y amor.
Habanastation es sobre todo una película para los padres que intentan llenar con aparatos sofisticados el tiempo que no tienen para sus hijos. Es un mensaje desde la inocencia para un mundo que cada vez se preocupa más por
lo material y olvida que la vida del hombre es sobre todo espiritual.
Trailer
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