La izquierda recuerda de la Nicaragua sandinista la resistencia a la contrarrevolución de los “Contra” en los años 80 pero actualmente hay poca atención sobre los grandes adelantos sociales con el nuevo gobierno sandinista desde 2007. La izquierda sigue siendo víctima de la morbosidad mediática.
En Nicaragua con la victoria del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en la revolución armada popular de 1979 contra la dictadura militar de la familia Somoza se finalizó el poder dinástico implantado desde 1934 instaurando un modelo socialista multipartidista. La injerencia del gobierno de los Estados Unidos por parte del Presidente republicano Ronald Reagan intentó paralizar la revolución ilegalmente, según directrices del senado norteamericano, financiando con recursos militares a los paramilitares de derechas denominados la “Contra” nicaragüense mediante capital que se obtuvo de la venta de armamento a Irán – llamado caso Irangate - en la Guerra del país persa contra el socio de los Estados Unidos en aquellos momentos, el líder de Irak Sadam Hussein. A diferencia de la derecha de Nicaragua que no aceptó la reelección democrática del gobierno sandinista en 1984 en las elecciones presidenciales, los sandinistas democráticamente sí reconocieron su derrota en los comicios de 1990 donde ganó la neoliberal Violeta Barrios de Chamarro justamente en un momento donde la población civil principalmente quería la paz tras 10 años de violencia armada.
Este fenómeno bélico de los años 80 en el país centroamericano justamente con la naciente cooperación internacional en todo el estado español disparó a la izquierda y a sectores humanistas el compromiso político de solidaridad internacionalista con la población civil nicaragüense que sufría las barbaridades de la guerra y principalmente la violación de Derechos Humanos de la “Contra”. En este periodo los adelantos sociales de los sandinistas de Nicaragua eran el centro de interés político de la izquierda internacional, desde la lucha contra el analfabetismo, la educación gratuita hasta la universidad, un sistema de salud universal, la repartición de tierras a los campesinos, la construcción de viviendas en condiciones para las clases bajas, e inversiones en transportes e industria pública entre otros.
En tiempos más recientes el líder de los sandinistas, Daniel Ortega, en unas condiciones muy diferentes, tanto nacionales con los proyectos privatizadores existentes que inició Chamarro, e internacionales por el fin de la Guerra Fría, volvió a ser elegido por votación popular Presidente del gobierno de Nicaragua en las elecciones de 2007. En el nuevo gobierno Ortega inició nuevos proyectos sociales a favor de los más desfavorecidos, hecho que lo hizo ser reelegido con el 62% de los votos en las últimas elecciones de noviembre de 2011. Entre los principales logros de los sandinistas ha sido denominar la UNESO a Nicaragua como cuarto territorio de América Latina con libre analfabetismo en 2009[1], gracias a la ayuda de Cuba y Venezuela con el método educativo “Yo sí Puedo” mediante la cooperación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) donde ingresó Nicaragua en 2007. La educación primaria y secundaria se ha tornado un servicio obligatorio y gratuito ampliando seis mil plazas de docentes y otorgando material de texto a los alumnos. En el caso del sistema de salud todos los nicaragüenses disponen de consulta y medicamento gratuitos, disminuyendo la mortalidad neonatal de 26 a 13 por mil nacimientos[2], o construyendo 90 “Casas Maternas”[3] donde las mujeres tienen seguimiento médico durante el tiempo previo al parto. Mediante el programa “Usura Cero”[4] el estado ofrece microcréditos de bajos intereses a las mujeres campesinas para incrementar sus negocios familiares. También con el programa “Hambre Cero”[5] muchas familias con pequeños terrenos reciben ayuda financiera pública y donación de animales para incrementar su producción y comercialización. En el “Plan Techo” 160.000 familias han recibido láminas de zinc para la construcción de viviendas, y a 20.000 núcleos familiares se ampliaron sus viviendas, además de la construcción de 15.000 casas nuevas, según datos oficiales[6]. Y con el “Programa de Alimentos”[7] hay subvenciones estatales a los precios de la cesta básica, como arroz, aceite o frijol, por debajo del 12,4% del coste al mercado.
A pesar de que todavía queda ir más allá de cierto asistencialismo estatal y generar cambios estructurales clasistas con un nuevo modelo económico con posibles nacionalizaciones de grandes empresas gestionadas por sectores obreros, una estrategia que generaría gran malestar a los organismos internacionales neoliberales, Nicaragua ha vuelto a tener poder político regional al haber sido el único país centroamericano que no aceptó al gobierno golpista de derechas de Honduras para ingresar en el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) o también haber criticado duramente Ortega en la XVII Cumbre Iberoamericana ante el expresidente Zapatero y el Rey Juan Carlos la acción extractivista de la empresa española Unión Fenosa ubicada en Nicaragua[8].
A diferencia de los años 80 que la izquierda catalana, concretamente, presentaba mucho interés sobre el contexto de la Revolución Sandinista donde era normal hablar de su situación en cualquier asamblea política, ¿por qué actualmente la realidad de Nicaragua ha quedado sumergida en cierta insignificancia política internacional? Normalmente un conflicto armado es una noticia central en los medios de comunicación y acaba generando mucho impacto en la opinión pública, como actualmente puede ser la solidaridad de la sociedad catalana con el conflicto colombiano o el debate que se produjo y se produce sobre Irak, Libia, Afganistán o el preconflicto de Siria e Irán. Parece que nos hacen poner más atención las lágrimas de una guerra que la sonrisa de un niño nicaragüense que pueda estudiar gratuitamente.La izquierda sigue siendo víctima de la morbosidad mediática.
A diferencia de los años 80 que la izquierda catalana, concretamente, presentaba mucho interés sobre el contexto de la Revolución Sandinista donde era normal hablar de su situación en cualquier asamblea política, ¿por qué actualmente la realidad de Nicaragua ha quedado sumergida en cierta insignificancia política internacional? Normalmente un conflicto armado es una noticia central en los medios de comunicación y acaba generando mucho impacto en la opinión pública, como actualmente puede ser la solidaridad de la sociedad catalana con el conflicto colombiano o el debate que se produjo y se produce sobre Irak, Libia, Afganistán o el preconflicto de Siria e Irán. Parece que nos hacen poner más atención las lágrimas de una guerra que la sonrisa de un niño nicaragüense que pueda estudiar gratuitamente.La izquierda sigue siendo víctima de la morbosidad mediática.
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