Desde que en 2002 Luiz Inacio Lula da Silva llegó a la presidencia de Brasil, la economía del gigante latinoamericano ha despertado de un largo letargo.
El Banco Central informó de que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil para 2010 se elevará a 7,3%, superior al estimado anterior que era de5,8 %.
De concretarse el aumento, será el mayor de la economía nacional desde 1986 lo que indica que el gigante sudamericano ha despertado del letargo en que estuvo sumergido durante años.
La entidad bancaria asegura que el actual ciclo de expansión permanecerá estable en el mediano plazo porque existe un rumbo favorable del mercado de trabajo, de la renta real, de las inversiones y de los indicadores de confianza de los empresarios y los consumidores.
El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) reveló que la cifra alcanzada es sumamente elocuente pues en el primer trimestre de 2010 el PIB fue 9% superior comparado con el mismo período de 2009.
El presidente Lula se encargó recientemente de alabar los resultados cuando declaró en el programa radial Lunes de Café que “la economía brasileña está viviendo un momento excepcional al generar más de 1.400.000 empleos formales en el primer semestre de 2010, mientras en el mundo se vive una situación de desempleo”.
Se estima que a finales del presenta año, la creación de puestos de trabajo llegará a alrededor de 2.500.000, catalogado como un hecho relevante para el trabajador, la industria y la economía.
Los sectores de la construcción y los servicios han crecido por encima de la media nacional, mientras también lo han hecho la industria con 11,6% y la agropecuaria con 5,4%.
Desde los primeros momentos de la crisis económica mundial, que comenzó en 2008 en Estados Unidos y de la cual ese país no ha podido aún recuperarse, Brasil puso en marcha una serie de medidas como la exoneración de impuestos, el incentivo a la producción de determinados sectores y la creación de nuevos programas que le permitieron no solo ser el último (y por un corto período) en entrar en crisis sino también uno de los primeros en salir de ella.
El PIB logrado en el período analizado ha sido muy superior al registrado en las mayores economías del mundo, como Canadá, Estados Unidos, Suecia, Japón, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido, además de sobrepasar al de India (8,6%), Rusia (4,5%) y quedar sólo por debajo de China que llegó a 11,9%. Estos tres últimos, junto con el gigante sudamericano, integran el grupo BRIC, que unidos representan el 25% del PIB mundial.
Lo fundamental en todos estos años ha sido la ayuda y las oportunidades que el gobierno de Lula le ha brindado a los sectores más desfavorecidos para que se incorporen a labores productivas y de servicios y comenzara a disminuir la asimetría económica existente entre las diferentes capas poblacionales.
Un estudio efectuado por el Instituto de Estudios del Trabajo y la Sociedad (IETS) indica que en el período 2004-2008 y pese a la crisis económica mundial, la pobreza cayó de 36,2% al 23,9%. Es decir, en solo cinco años se redujo en 12,3%.
Según datos basados en Encuestas Nacionales por Muestreo de Domicilios (ENMD) que realiza anualmente el IBGE, en los resultados para esa transformación social han incidido la mejora en los sueldos de los trabajadores peor remunerados y los aumentos reales del salario mínimo en el período.
El gobierno no detuvo el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) que implica el otorgamiento de cientos de miles de dólares en inversiones de obras públicas que han reforzado a las entidades nacionales con el consecuente aumento de las exportaciones así como ha permitido disminuir el desempleo y los índices de pobreza.
La consultora Data Popular que ha dividido a la sociedad brasileña en cinco categorías que van desde la A, la más adinerada hasta la E, la más pobre, dictaminó que con las políticas establecidas durante los casi ocho años de la presidencia de Lula da Silva, los estratos más favorecidos han sido los C, D y E.
Destacó que por primera ocasión la clase D superó a la B y se sitúa como segundo estrato social en volumen de consumo con un ingreso mensual por familias entre 290 y 800 dólares, favorecido por programas sociales como Hambre Cero, Bolsa Familia (brinda asistencia a núcleos pobres) y Primer Empleo que facilita a los jóvenes el acceso al mercado laboral, además de los subsidios distribuidos y el aumento del 53% del salario mínimo desde 2003.
La ampliación de la capacidad de consumo de las clases C, D y E, contribuye directamente a la expansión del PIB pues al disponer de mayores ingresos han podido adquirir efectos electrodomésticos que antes no estaban a su alcance.
Organizaciones gubernamentales han declarado que en este año se crearán 2.500.000 nuevos puestos de trabajo y se cerrará el 2010 con una cifra de desempleo de sólo 7,3%.
Aunque aún persiste un índice de desigualdad elevado dentro de la sociedad, los números han ido en descenso desde 2002 y en estos momentos de ubican en 0,493 del índice Gini que mide las condiciones en una escala de 0 a 1. Mientras más cerca se esté de 1, la desigualdad es mayor.
Brasil, al igual que Latinoamérica en su conjunto, sufrió durante decenas de años las políticas neoliberales, de privatizaciones y libre comercio, aceptadas por sus gobernantes a instancias de Estados Unidos y de los organismos financieros internacionales, las cuales llevaron pobreza y miseria a la mayoría de sus poblaciones.
Brasil también en los últimos ocho años ha trabajado arduamente para incrementar la integración, la cooperación y el comercio regional.
Por ese motivo, la casi totalidad de los gobiernos del área latinoamericana y caribeña esperan que el próximo gobierno brasileño, surgido tras las elecciones del venidero octubre, mantenga una política similar a la establecida durante el mandato de Luiz Inacio Lula.
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