27.1.12

A receita da SOPA

via De donde crece la Palma


Por Adrialis Rosario
Imagina un mundo sin Wikipedia o Google, donde los proveedores de acceso se ven forzados a actuar como policías de la red  para evitar ser sancionados, pues según los nuevos proyectos de ley  Stop Online Piracy Act (SOPA) y Protect Intelectual Property Act (PIPA) todos son culpables de piratería,  hasta probar lo contrario.
Esta nueva propuesta representa una revolución en el mundo informático que le permite al Departamento de Justicia de los Estados Unidos y a los propietarios de derechos intelectuales, obtener órdenes judiciales contra aquellas webs o servicios que permitan o faciliten violaciones de los copyrights.
Combatir la piratería informática es un deber de los Estados con sus ciudadanos. El robo es condenado cualquiera sea su variante. Pero la aprobación de estos proyectos no será una medida eficaz contra esta situación.
En su lugar limitará el acceso del público a la información, no solo en Estados Unidos, en el mundo entero. Los que apoyan esta medida dicen representar a los  2,2 millones de estadounidenses cuyos trabajos dependen de las industrias del cine y la televisión.
Los opositores acusan a los gobiernos y a la comunidad creativa  por tratar de evitar que roben el trabajo de otras personas. Esto ilustra el extremismo de buena parte del movimiento que está en contra de los derechos de autor.
No sólo está moralmente mal justificado que se tome el trabajo de otras personas a cambio de nada, sino que además ignora la simple verdad de que todo lo que tiene algún valor, incluyendo el entretenimiento, necesita tiempo y dinero para ser creado.
Dos grandes grupos de poderes se enfrentan ante este plan, el fondo de la cuestión es una batalla entre dos tipos de medios, los nuevos y los viejos. Unos dependen del copyright para explotar los contenidos creativos, los otros buscan expandir el consumo de contenidos sin restricciones impuestas desde afuera.
La polémica suscitada ha provocado paros como forma de protesta en las grandes empresas online  que se verían afectadas.
Al ser cuestión de intereses existe una gran división que se manifiesta incluso dentro del propio Congreso, motivo por el cual la aprobación del plan se pospuso para lograr un mayor consenso que solo será posible con la modificación de los puntos más extremistas.
Sin dudas, le faltan ingredientes ala SOPA, entre ellos el interés manifiesto de una clase dominante.

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