La activista estudiantil Camila Vallejo, presidenta de la Confederación de Estudiantes de la Universidad de Chile (CONFECH), ha asegurado en su cuenta de twitter que más de 100000 personas se sumaron a la marcha de este domingo en su país. La caída estrepitosa de la popularidad del presidente Sebastián Piñera, conjuntamente con la represión de los carabineros, las expresiones abiertamente reaccionarias de algunos funcionarios, y las agudas tensiones que se muestran en el panorama político, han hecho que se autorizara la marcha, aunque manteniendo la Alameda como punto de restricción. Se trata de un paso atrás concedido por el poder autoritario para contrarrestar la negativa propaganda internacional que de golpe lo ha azotado.
La familia se sumó al estudiantado, celebró a la vez el día del niño y demostró que los más agudos conflictos de Chile provienen de la ola privatizadora de la dictadura de Augusto Pinochet, foco experimental de la doctrina neoliberal de Milton Friedman, y aspecto en que menos ha influido la Concertación como gobierno. El peligro de la no gobernabilidad, vitrina del modelo chileno, ha llevado al punto de vista oficial a atemperar la represión y a prometer nuevas negociaciones. El documento presentado a los estudiantes demuestra hasta qué punto se sienten dueños de la ley y en qué medida suponían zanjada la cuestión. No debe esperarse, por ello mismo, un idilio, a menos que las fuerzas de presión estudiantiles cedan terreno y consideren justas las propuestas envolventes del gobierno. Hay, pues, un evidente intento de ganar terreno por parte del ala piñerista y de evitar además que continúe el descalabro de popularidad del mandato, aunque ello no sea a la postre decisivo para el proceso eleccionario.
Algunos piden un plebiscito vinculante para decidir el problema educacional, antes que inyectar partidas de dinero que corroan el verdadero sentido de justicia de los reclamos de los estudiantes. Otros llaman a la reforma desde el propio ejercicio de la democracia multipartidista y a condición de no alterar las normas del sistema eleccionario. Hasta el momento, desde la renuncia del Ministro de Educación en 2006, las muestras de indignación, protestas y reclamos, han concluido en destituciones como solución al problema más que en transformaciones intrínsecas, relativas a la propia estructura del modelo. Del modelo, insisto, y no del sistema de relaciones sociales, que se halla lejos de cambios que trasciendan siquiera ciertos aspectos del Estado de Bienestar. Y es, por demás difícil que, aun con los elementos que pueblan el ambiente, se consigan transformaciones por parte del sistema cuyas bases de sostén se hallan en las fuerzas más conservadoras, asidas al capitalismo en su fase neoliberal.
La batalla actual, sin embargo, se decidirá en la capacidad de negociación de los demandantes, conjuntamente con la estrategia de lucha que puedan sostener, vinculada tanto a los intereses de los afectados, a su implicación en la conciencia de la ciudadanía, como a una comprensión adecuada de las condiciones objetivas del panorama político, económico y social de Chile y de su relación con el contexto de la crisis global capitalista.
Chile domingo 7-08-20112. La familia se suma |
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